Si alguna vez se construye, el muro fronterizo México-Estados Unidos de Trump representaría una amenaza para la vida silvestre y las plantas vulnerables, así como para la creciente industria del ecoturismo en las regiones fronterizas de Texas. Norma Fowler y Tim Keitt, científicos de la Universidad de Texas en Austin, han publicado una carta que describe el daño ecológico potencial de un proyecto tan importante. Actualmente, Texas tiene muros a lo largo de aproximadamente 100 millas de su frontera con México. «Hasta ahora, el muro ha atravesado ciudades o desiertos», dijo Fowler«Estamos hablando del Río Grande. Es totalmente diferente.»

Una mariposa cebra de alas largas vista en el Centro Nacional de Mariposas en Mission, Texas.

El muro propuesto cortará cientos de millas de tierras protegidas, incluyendo gran parte del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Valle del Bajo Río Grande. «Tenemos una alta biodiversidad debido al río y porque Texas se extiende tan al sur», explicó Fowler. «Yo y otros biólogos de Texas estamos muy preocupados por el impacto que esto tendrá en nuestro rico patrimonio natural.» Fowler y Keitt llevaron a cabo una revisión de la literatura científica de otras 14 publicaciones para apoyar las preocupaciones descritas en la carta. Los autores expresan particular interés en la protección del amenazado ecosistema de matorral espinoso de Tamaulipán, que una vez cubrió gran parte del sur de Texas.

Ocelote (Leopardus Pardalis)

El muro también podría dividir las poblaciones reproductoras de animales vulnerables, como el ocelote. Con sólo 120 ejemplares en el estado de la Estrella Solitaria, los ocelotes podrían sufrir de una reproducción disminuida y eventualmente desaparecer completamente de Texas. «Incluso pequeños segmentos de la nueva muralla en tierras federales devastarán los hábitats y la recreación y el ecoturismo locales», dijo Keitt. Los autores sugirieron alternativas si Estados Unidos finalmente avanza en sus esfuerzos por fortalecer la frontera. Según Keitt y Fowler, «los impactos negativos podrían reducirse limitando la extensión de las barreras físicas y las carreteras asociadas, diseñando barreras para permitir el paso de los animales y sustituyendo las barreras físicas por métodos menos dañinos desde el punto de vista biológico, como sensores electrónicos».

Vía: Inhabitat