Es indiscutible el legado y más aún el camino que marcaron los ingleses Monty Python no sólo para el humor, sino para la cultura occidental a través de sus innovadoras películas y shows de televisión principalmente. En un momento en el que la televisión explotaba masivamente en el mundo, donde ya se estaba utilizando como catalizador y controlador de emociones sociales, los Monty Python, a veces sesgadamente o a veces muy literalmente, eran la voz de una nueva forma de hacer humor, haciendo patentes temáticas dejadas de lado por el relato oficial.


La lucha de clases, la realeza, el aborto, la burocracia, la religión o simplemente la estupidez del inglés promedio, y por extensión del humano en general, eran tema recurrente en sus guiones. Constantemente ver a los Python era una invitación a pensar de manera diferente. A reírse sin vergüenza de todo, incluso de la muerte, como la de Graham Chapman, uno de los principales miembros del grupo.

John Cleese y Graham Chapman en el set de Monty Python and the Holy Grail.

Graham, aparte de talentoso, era alcohólico y gran fumador, lo que le causó un cáncer que lo liquidó a los 48 años. En su funeral, su ex compañero John Cleese (ex, porque se murió) dio un discurso que no defraudó:

Graham Chapman, coautor del sketch de El Loro Muerto, ya no existe.
Ha dejado de ser, ha pasado a mejor vida, descansa en paz, la ha palmado, se ha ido al más allá, mordido el polvo, la ha diñado, ha exhalado su último aliento, ha ido a encontrarse con el Gran Jefe del Entretenimiento Ligero en los cielos.

Y supongo que todos los aquí presentes pensamos lo triste que es que un hombre de tal talento, tal capacidad y amabilidad, de tal inteligencia, se haya desvanecido tan de repente a la edad de tan sólo cuarenta y ocho años, antes de que pudiese alcanzar muchas de las cosas de las que era capaz y antes de que se hubiese divertido lo suficiente.

Bueno, creo que debería decir: “Al diablo. Que tenga buen viaje, el cabrón aprovechado este. Espero que se fría.
Y la razón por la que pienso que debería decir esto es que él nunca me perdonaría si no lo hiciese, si dejase pasar esta maravillosa oportunidad de tomarles el pelo en su honor.

Lo tenía todo salvo el buen gusto. Pude oírle ayer por la noche, mientras escribía estas palabras, susurrándome al oído: “Bien, Cleese, estás muy orgulloso de ser la primera persona que dijo “mierda” en la televisión británica. Bien. Si este acto que preparas realmente es para mí, para empezar, quiero que seas la primera persona que en un funeral británico diga “FUCK!”

En un mercado judío, Graham Chapman se hace pasar por un mendigo para escapar de los centuriones romanos (La Vida de Brian).

Muchas risas y emoción. Pero no había sido todo. Su otro ex partner Eric Idle cantó un fragmento de «Always Look On The Bright Side Of Life», canción compuesta por él mismo, con la que termina esa tremenda película llamada La Vida de Brian. No creo ser el único que piensa que transformar la muerte en una celebración es una deuda y un paso interesante para dar como humanidad.

A continuación puedes revivir, no a Chapman, pero sí ese glorioso momento: