1957 en Chile y la obra de Alberto Hurtado, en respuesta a la necesidad de refugio, alimento y cuidado a los cientos de niños y personas de la calle, se extiende por primera vez fuera de Santiago. El Hogar de Cristo, la cristalización del gran fracaso de Alberto Hurtado, quién deseaba que los chilenos más acomodados entendieran la necesidad de acoger y hacer suyos a los menos afortunados. Ante la imposibilidad de hacer cambios, debe conformarse con la salida alternativa: la limosna, los guetos de pobres, quienes deben optar por cupos limitados en casonas adaptadas con dormitorios compartidos por decenas de ellos.

Alcanzar un lugar al atardecer, compartir un vaso de leche caliente, un pan, dormir. Levantarse al alba, bañarse, tomar un vaso de leche y un pan. A la calle, a seguir el día a día de la miseria, entre piojos, perros, suciedad. No hay solución, hay una acción de calmar las conciencias.

Cuchillos, peleas, lanzazos. Cuando te cansas de esperar una noche bajo techo o quizá nunca lo intentaste, te queda sólo la vida en común, en colonias. Acurrucarte entre varios, como perros. Hacer calor humano. Esconderte bajo el puente mientras el Río Mapocho lleva en sus fauces el agua inmunda que viene desde las alturas. Cuando eres un niño abandonado y la sociedad te escupió de la misma manera que el río, hasta la parte baja del caudal cordillerano. Los olvidados. Inspiración de una nueva mirada, de alguien que venía de las alturas de Santiago, de los privilegios: Sergio Larraín.

Luego de abandonar la carrera de agronomía en EEUU para estudiar fotografía, regresa a Chile en 1951. Seis años más tarde, en su trabajo “Abandonados” retrata a los niños de la calle en el Río Mapocho. El registro de los niños abandonados y su miseria, con una potente descripción en claroscuro de la vulnerabilidad, soledad y la inocencia quebrada de quienes, desde lo más bajo llevan a Larraín a su inicio en las alturas como artista. Un doloroso contrasentido en el que los menos favorecidos vuelven a entregar bienestar a los que no lo necesitan: así como la clase acomodada calma su culpa en la limosna, la fotografía y exposición de sus vidas inicia el éxito profesional de quién los inmortaliza.

Hoy, en exposición en el Centro Cultural Borges, Buenos Aires. Más de 160 obras que marcan las distintas etapas de la prominente carrera de Larraín, la cual se inicia, hacia el éxito bajo un sol oscuro.