El proyecto consistió en la ampliación de una residencia de 1970 diseñada por Gauthier Guité Roy Architects. Anidada en un acantilado que bordea el río St. Lawrence, esta construcción representó ciertamente un logro pionero en ese momento. Para PARKA el reto era concebir un proyecto que respondiera a las múltiples necesidades de los ocupantes respetando la arquitectura original, definitivamente moderna.
A pesar de sus evidentes cualidades arquitectónicas, esta casa presentaba ciertos retos técnicos y estéticos. El mandato de PARKA se extendió, pues, desde la reorganización de una gran parte de la envoltura hasta el diseño de interiores. Entre las necesidades y deseos de los clientes, era imprescindible optimizar el espacio y su relación con el exterior. Así, la terraza exterior, anteriormente cubierta por un enorme voladizo, se transformó en un espacio habitable. El techo inclinado fue modificado a plano, resultando en un espacio de altura completa.
La nueva fachada totalmente acristalada permite al ocupante disfrutar plenamente del paisaje y dejar entrar un máximo de luz en el centro del salón, situado en la planta baja. En cuanto a la distribución, se priorizaron los espacios abiertos y flexibles. Dado que los clientes organizan recepciones a menudo, la sala de estar es un espacio acogedor y adaptable. En este plano abierto, se favoreció la luz y los colores sobrios para crear una vasta galería donde la gente pueda reunirse y admirar esta obra maestra verdaderamente asombrosa que es el paisaje. Esta zona de recepción alberga, por un lado, las zonas de servicio y por el otro, las zonas más privadas para los propietarios, que incluyen un espacioso baño con bañera como punto focal principal.
El sótano, dividido en tres zonas separadas, alberga los espacios destinados a toda la familia. La primera zona, en la planta baja, es una cómoda e íntima sala de estar donde se puede reunir toda la casa. La segunda, en el lado oeste, es una habitación de huéspedes y la última, en el lado este, es la suite infantil, compuesta por dos dormitorios que dan a una sala de estudio. Las grandes puertas correderas ayudan a convertir estos tres espacios, formando una disposición en forma de L, en un espacio más amplio y totalmente diseñado para los más jóvenes.
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