Montblanc se ha convertido en un sello de calidad, innovación y expresión de estilo por excelencia, con orígenes profundamente arraigados en la cultura de la caligrafía. A lo largo de su larga historia, ha reafirmado su compromiso con la cultura, la artesanía y con la creación de iniciativas de amplio alcance para promover las artes de muchas formas. En este sentido, MontBlanc trae el arte de los plumines hechos a medida y las raras habilidades de sus artesanos a la exposición monumental Homo Faber en Venecia, presentada por la fundación Michelangelo, una entidad dedicada a apoyar y preservar la maestría artesanal.
Entre las muchas innovaciones en las que MontBlanc ha sido pionero durante el siglo pasado, la pluma -a menudo conocida como el alma de todos los instrumentos de escritura – requiere la máxima paciencia y habilidad para su fabricación. Una combinación de herramientas de alta precisión y trabajo manual que lleva años dominar, cada pluma es el resultado de una experiencia sin precedentes, una mano de obra perfecta y mucha paciencia.
Los plumines son esculpidos a mano a partir de oro macizo por maestros artesanos, que supervisan un programa de 35 pasos. El ensamblaje de las tres partes (la caja del alimentador de tinta, el alimentador de tinta y el plumín de oro) es un ejercicio de exactitud. Todas las piezas deben estar perfectamente posicionadas para garantizar que no se desplacen, ya que están meticulosamente unidas entre sí. El ajuste de la punta de la pluma también debe realizarse con gran precisión para garantizar la calidad de escritura y el flujo de tinta adecuado. Antes de permitir que cualquier instrumento de escritura salga de MontBlanc, se comprueba rigurosamente a mano para diferentes ángulos de escritura, presiones y velocidades. Tener un buen oído juega un papel crucial en el proceso de control de calidad: un experto en escritura de plumas escucha atentamente el sonido que emite cada una de las plumas a medida que se desliza sobre el papel.
MontBlanc utiliza software para capturar y analizar las características únicas de la escritura de una persona, midiendo la presión de escritura, el ángulo de inclinación y la rotación del instrumento. Los datos son interpretados por un experto que puede recomendar el plumín preciso que corresponda a las necesidades del individuo, o puede crear un plumín totalmente personalizado para lograr una línea particularmente gruesa o fina. Estas soluciones personalizadas intensifican el placer único del deslizamiento de un plumín sobre el papel que mejor se experimenta con una pluma estilográfica.
Los plumines se pueden embellecer creativamente con piedras preciosas, como rubíes, esmeraldas o diamantes, y grabados especiales, que aprovechan las habilidades de los maestros engastadores y grabadores de la casa.
Vía: Designboom
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