Una gran paso adelante para la preservación de la vida en los océanos.
Estoy acostado en la punta del Mirador de Selkirk y la vista es espléndida. El silencio de la inmensidad me hace sentir en la Isla de Juan Fernández que la soledad puede ser agradable a veces. Porque la mayoría del tiempo tengo miedo de ser el último, de no ver otros gatitos Colo Colo tras de mi hembra, para dejar una huella en Chile. Miau. Qué difícil ha sido llevar la amenaza de nuestro fin. La tentación de nuestra piel hace que humanos nos maten. También porque a veces queremos alguna gallinita y la tomamos, entonces, los dueños nos matan. Qué falta de empatía, especialmente cuando los humanos se la pasan comiéndolas a destajo. En fin. Eso me hace pensar en mis camaradas, de tierra, de mar, de aire. Hoy de mar. Porque desde hace unos días, están más seguros.
Es cierto, me metí de polizón a un Barco de la Armada de Chile hace unos días, no me juzguen, soy un gato. Quería venir a convencer a mis colegas gatos isleños de parar la masacre del Colibrí Rojo de Juan Fernández. Sí, amigos. Hace un tiempo, cuando murió uno de mis amigos en la montaña, me convertí en un activista. Se puede. Y en estos andares es como me enteré de la buena noticia: en Chile se aprobó la creación de dos nuevos Parques Marinos en Chile, que en conjunto suman más de 400 mil kilómetros cuadrados de nueva zona oceánica bajo protección oficial para su conservación.
Qué alegría: desde ahora el Archipiélago de Juan Fernández y en Cabo de Hornos será un reservorio para la biodiversidad, será un gran lugar seguro para proteger y recuperar lo que hoy está sobre explotado. Es importante que, aunque aún no todos lo entiendan, son ecosistemas únicos que debemos proteger. Feliz está por aquí el amigo Lobo Fino de Juan Fernández y el Bacalao de Profundidad, el Centollón en la Zona de Cabo de Hornos. Es un motivo de alegría, pero de tristeza a la vez. Somos la zona más grande de América Continental. Somos un referente. pero queda la gran tarea para los demás, que todavía no se movilizan.
Nuevo Parque Marino en Juan Fernández
En estos días me he dedicado a recorrer la isla. Me anima que esta sea una de las primeras áreas protegidas. Me refiero al Parque Marino Archipiélago de Juan Fernández, zona que alberga montes submarinos con una biodiversidad profunda única en el mundo y muy frágil, con cerca de 130 especies reconocidas como objeto de conservación, entre ellas al Atún aleta azul del sur (en peligro crítico de extinción), el tiburón mako y la tortuga laúd (ambos vulnerables) y el tiburón azulejo (casi amenazado). Esta, además, es una zona crítica para la cría del jurel chileno, por lo que la protección de esta área ayudará a la protección de la especie y de sus pesquerías. Son, en total, 262 mil km², más un Área Marina Costera Protegida de múltiples usos de 24 mil km², totalizando una protección oficial de 286 mil km² en un nuevo gran Parque Marino.
Protección en Cabo de Hornos
Mi siguiente destino, cuando deje la Isla en estos días será la segunda área protegida: El gran Parque Marino Mar de Cabo de Hornos, donde tendré a mi disposición 140 mil km² de felicidad, por la preservación de ecosistemas marinos de los canales y fiordos asociados al Archipiélago Diego Ramírez, los montes submarinos del Paso Drake y los componentes de la biota acuática existente en el área bajo protección. Quizá sea mi momento de idear la manera de marcar la historia como el primer gato buzo.
O quizá no. Principalmente porque los albatros y pingüinos quieran privacidad a la hora de sus actos reproductivos. Sí quisiera compartir con ellos sus nuevos espacios de alimentación y migración de mamíferos marinos, bosques de kelps y ecosistemas costeros.
Habrá otros en las profundidades que recorran los montes submarinos al sur de Diego Ramírez, sé que llegan a los 4 mil metros de altitud, cuya cima se encuentra a sólo decenas de metros de profundidad y registros de una rica fauna bentónica, incluyendo grandes esponjas y corales fósiles. Prrrrrrrrr. Qué lindo es pensar en eso desde esta altura, sabiendo que gracias a estas nuevos parques marinos se podrá proteger ecosistemas únicos, pero también para la recuperación de pesquerías.
Existe consenso científico en que las áreas marinas protegidas permiten controlar la mortalidad de peces de especies con poca información, ayudan a la gestión de pesquerías multiespecies y recuperación de pesquerías, minimizan la captura incidental, protegen el hábitat y la biodiversidad, mejoran los medios de vida de las comunidades locales y resuelven conflictos entre usuarios de estas áreas. Como se ve, muchos aspectos positivos y que realzan el valor de esta iniciativa. Ñaaaaaaaaaaa.
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